Iba en la caja trasera de una Toyota y me cayó la ficha. Hoy, este camino acaba de cumplir más o menos: 25.500 kilómetros de viaje por tierra y como 23.000km por aire. Es loco porque para darle la vuelta al mundo se necesitan 40.075km y yo, yendo a comprar pan me acabo de pasar “exactamente” 8,425km.
¿Lo hice recorriendo las entrañas de algún país perdido? No. ¿Fue desafiando límites físicos y emocionales? Mmmm…No. Fue por gordo. Quería comer pan con manteca.
También conté 264 autos -aprox- en estos 4 años, que se suman a los camiones, aviones, trenes, motitos, tuc tucs, mulas y barcos a los que me subí o de los que me tiré. Pero ahí estaba yo, en la parte de atrás de una Toyota -265- con un cajón de frutillas ajeno entre las piernas -algunas de las cuales me comí- porque recuerden…gordo y encima con poca ética.
El gordo tiene algunas anotaciones donde lleva números fríos. No es que me interesen, pero es una forma de mantener mi lado obse bajo control. Para sacar cuentas y agrandar el ego, porque recuerden… gordo, de ética dudosa, obse y con algún que otro ego a las vueltas.
Les decía que fue a la frutilla número 7 -también el gordo las contó-, porque menos de 10 no es pecado me dijo un hereje. Perdón, iba en la caja trasera de una Toyota camino a comprar pan al pueblo portugués de Oliveira de Arzameis y me cayó la ficha. Hay tantos vende humo en el mundo de los “viajeros” -pensé-. Salen divinos en fotos con risas fingidas, cuentan países, tiempos de viaje y kilómetros como si eso los hiciera más experimentados que otros que se pierden unas semanas en el norte argentino, la Patagonia o el eje cafetero -critiqué-. Lo que les quería proponer en este post es que dejemos de comprar esas fotos falsas e historias baratas. Agarremos esa mochila y vayamos al pueblo más cercano a comprar pan. Porque al final da igual si le diste la vuelta al mundo o te animaste a tomarte dos semanas en una escapada. Cada uno tiene el desafío de darle la vuelta a su mundo propio. La clave es que sientas que sos capaz. Capaz de hacerlo subido a una Toyota imaginaria para salir a comprar pan.

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