Las agujas marcan por compromiso las 4:23 de la madrugada, no importa la fecha, podría ser cualquiera. Otra noche transcurre sin prisa en la recepción de este hotel barato. Los únicos cinco huéspedes duermen y la gotera del segundo piso le da un toque siniestro a la penumbra, interrumpida solo por las luces de algún auto que me toma por desprevenido.
Para no caer dormido escribo estas líneas sentado frente a la ventana, mirando las imágenes del afuera como una trama de cine. En esta esquina de calle 13 y la 9na, mientras dos gatos se baten a duelo en un tejado, se reúnen sin querer borrachos, escritores sin futuro y mujeres de vieja profesión.
A las 4 a.m, puntual como cada miércoles, un Mercedes Benz gris se detiene frente al hotel. Ella baja por el lado del acompañante y sin rozar ni con la mirada al conductor, camina hacia la esquina y rompe en llanto.
“Muere lento a cada paso olvidada en este trozo de cielo.…abandonada por el tiempo. Con ella, la soledad sin consuelo de los besos con precio. Princesa con la mirada llena de nada, mujer de todos y de nadie, camisa de botones ultrajados que no recuperan el pudor, peina sus rizos azabache en total compose a su piel mulata…..” —pensé platónicamente y escribí—.
Cerca de las 4:41 a.m. un cincuentón está deteniendo su carro en la intersección. Ella se seca las lágrimas y tras una negociación digna de Wall Street entra por la puerta del acompañante, lo saluda con un beso seco en la mejilla y ambos desaparecen doblando la 9na….
—¡Oye!¡Qué pena!, ¡¡¡despierta!!!. Son casi las seis, ¡vas a perder tu trabajo! —Me hizo saltar del sillón.
—Ehh…. ¡Si gracias!, ¡me salvaste! En cualquier momento puede llegar el dueño y necesito este trabajo. —Le conteste a la voz desconocida.
—Jaja soy yo la que necesita un trabajo. —Mientras abre la reja y entra en la recepción como si fuera dueña de la cuadra. Sus zapatos en punta resuenan en el mosaico paralizando las goteras.
—Soy Margarita, ¿Y tú? —Extendiendo su mano.
—¡Puff! ¡Qué noche de mierda! —Suspira mientras se desploma frente a mí en un sofá color gris de manchas amarillentas…
—Luego de un silencio, rompe el hielo. —Él nunca va a dejarla por mí…hace tres años que viene prometiéndolo y aún… nada.
—¿Ehhh?…¿Quién? —Frotando mis ojos.
—¡El del Mercedes! —Me mira como diciendo “Boludo” y continúa— Yo soy la puta y ella es la “Señora de Robles” —haciendo con sus dedos las comillas de semejante título.— ¡Estoy harta!.
—Bueno pero él quizás está esperando…—Respondo descolocado como quien se perdió una parte de la película.
—¡¡¡¿Esperando qué?!!! Sus hijos son grandes, su esposa está más concentrada en su profesor de tenis que en él, y aun así…
.—Nada —dije.
—¡Nada! ¡Exacto!. Hoy me juró que me amaba, que yo era el amor de su vida, ¿puedes creerlo?, ¡Ja!… Pero si se divorcia perderá dinero y eso parece importarle más.
—Entonces él le puso precio al amor de su vida…—Mi humor no es bueno al despertar.
—¡Eso fue lo que le dije!…Intento ser la mujer que él quiere, su perra, su amiga, la compañera con quien él desee caminar de la mano… —enumera con sus dedos- hasta comencé un taller de cocina por él, ¡¡¡y yo odio cocinar!!!
—Pone su mirada por unos segundos en la ventana y continua. Pero basta de telenovela, eso seguro te importa poco. Hablemos de otra cosa, cuéntame…¿que lees? Cada noche estás con tu cuaderno tan concentrado ….¿Es una biblia o qué?
—¡Jaja no! Escribo historias —respondí— del viaje que estoy haciendo, de la gente que conozco.
—¿En serio? ¡Ay! ¡Seré famosa! ¡¿ Ya escribiste sobre el amor?!
—¿No está un poco gastado ese tema? —busqué desanimarla.
—¡Hum! Los únicos que no hablan de amor son los que no saben amar y se conforman con besos a medias.
—¿Y tú crees en el amor? —pregunté sin saber qué esperar.
—¿En el amor?, bueno…¡claro!. ¿Acaso crees que por ser puta no puedo creer en él?
—¡No!, no quise decir eso, yo decía que….
—¡Jaja! está bien, tranquilo. Tienes razón, nosotras no creemos en el amor. Mis mayores clientes son aquellos que dicen “amar” a sus parejas. Así que entenderás que tengo motivos de sobra para no creer ni confiar en nada que se parezca al amor.
—Te voy a dar algunas ideas. ¡Toma Nota! —se pone de pie y camina de lado a lado preparada para dar una clase.
—Querido diario, dos puntos —comenzó irónica.— El amor es la mayor estafa en la historia. Creer que existe una media naranja, ¡puff! ¡qué pendejos!. Alguien en el mundo que se nos complementa sí ….¡claro! ¿Pero sabes?…hasta las manos son diferentes aún cuando pertenecen a un mismo cuerpo.
—¿Margarita, no? Es tarde, mi turno aún no acaba…—Intenté nuevamente desanimarla.
—Espera, espera que tengo más —advierte desafiante.— Nacemos. crecemos y desde que tenemos uso de razón necesitamos enamorarnos. Buscamos el amor para interrumpir una vida en soledad o… ¿No será esa soledad la que aparece para salvarnos de caer en una gran mentira?
—¡Eso si me gusto! —tomé mi cuaderno y me preparé para escuchar más.
—El amor…. terrible mierda, y los hombres son unos hijos de…
—¡No, no! ¡No voy a escribir eso! —Cierro mi cuaderno.
—Bueno bueno, ya sé…. Pensamos que para ser amados debemos fingir ser mejores, una mejor persona para ese “alguien”, ser distintos y amoldarnos, a martillazos si es necesario…. —plof plof…golpea con su puño cerrado en el escritorio.
—Nos da temor la soledad ¿entiendes? Tener todos nuestros pensamientos retumbando en el silencio. Somos capaces de abandonar nuestra esencia para que alguien nos haga compañía por las noches, o los domingos por la tarde al menos…. da igual.
—Abro el cuaderno en silencio.—
—¿Pero sabes que pienso de eso? Me cago en el puto amor.
—¡Margarita! ¿Otra vez? —acuso.
—¡Pero si es verdad! Amar es ser feliz solo de a ratos. Es eso que nos eleva y nos hace creer que estamos por los cielos….
—¿Y luego nos deja caer no? —completo su frase.
—¡Ahora estás entendiendo cariño! ¡Caemos de cabeza!, en la misma soledad pero con más heridas. ¿Y de qué sirve?
—Noté su vacío, el dolor detrás de la actuación. Sin embargo no me atreví a preguntar y la deje continuar.—
—El amor es lindo para verlo en películas, donde él deja todo por un ideal de felicidad, y ella decide romper con sus estructuras para que la amen y la cuiden. Lo que esas películas no muestran es el después. Cuando descubrimos el engaño solo quedan las mismas miserias con las que comenzamos y ahí… ¡ha!… Ahí nadie quiere amar miserias. Solo continúan los valientes o los mentirosos. Y yo no conozco hombres valientes. ¿Y tú?
—Bueno no estoy de acuer…
—Cariño… Amar es acostumbrarse a mentir. ¡Si! ¡Eso!… ¡Anota eso! Porque al final… ese amor se termina convirtiendo en culpa, en lastima. Se transforma en un continuar por los hijos y los lindos recuerdos, aunque el presente sea una mierda en realidad. Nos entregamos a una vida enterrando cada mañana la posibilidad de ser felices. Amar se termina resumiendo en la rutina de la distancia y una cama con los mismos cuerpos que están a centímetros de tocarse pero nunca lo hacen ni por equivocación…
—¡¡¡¿Estás escribiendo?!!!
—Si si, ¡pero tienes que calmarte! —Contesté.
—Uno ama pensando en despertar cada día con un café y en brazos del hombre que ama, pero termina siendo un gastar la vida en amaneceres aburridos, de caras largas e indiferencias. La casa se vuelve un cementerio de recuerdos, de cosas que ya no son. Y por idiotas o masoquistas continuamos esas relaciones por el recuerdo de lo que fue. Eso es el amor, y yo no lo quiero. ¡Gracias! —vuelve a sentarse con intención de no levantarse jamás.
Cierro mi libro y un silencio nos envuelve como si hubiese caído una bomba nuclear o una tormenta de verdades que todo lo arrasa.
Vuelvo a oir las malditas goteras y miro nuevamente por la ventana intentando procesar la catarata de certezas que esa mujer había vomitado frente a mi.
De repente pensé en mi mismo, en mis experiencias. ¿Realmente eso es todo lo que puede decirse del amor? ¿Una gran mentira que solo la sostienen los mejores actores?…
—¡Rodrigo! ¡Te pedí expresamente que no te quedes dormido!
—¡Señor Bermudez!, disculpe, fue solo un instante, mi amiga…
—¿Que amiga? ¿Estás borracho?
Las semanas transcurrieron…. Yo claramente perdí el trabajo, y aunque volví por las noches a la esquina de la 13 y 9na, nunca pude encontrarla. En mi cuaderno las palabras de esa mujer quedaron retumbando aún sin saber si ese personaje había sido real o el producto de un mal sueño.
Durante meses volví a mis anotaciones, una y otra vez, intentando darle algún sentido y cerrar la historia de Margarita. Me resistía a considerar al amor como ese personaje huérfano y carente de seguidores. Lo cierto es que con el tiempo esas páginas quedaron en algún cuaderno olvidadas en mi mochila…..hasta hoy…
Como si fuera su sello de presentación, en otro punto del mundo…. pero en una idéntica noche de penumbras y goteras, ella volvió a interrumpir mi sueño. El correo electrónico sonó por un mensaje nuevo con el asunto: «La Puta de Santa Marta» y dice lo siguiente:
«Cariño, soy Margarita. en realidad….. Daniela. ¿Me recuerdas? Disculpa por no despedirme esa noche en el hotel, pero preferí dejarte dormir y que pierdas tu trabajo. Un escritor no puede trabajar en un hotel tan feo jajaja. ¿Sabes?…Quizás aún necesites un final para aquella historia… y no me gustaría que sea uno triste.
Quiero contarte que abandoné Santa Marta. Volví a Barranquilla y me dejé de juegos con Alexander, el pendejo del Mercedes. Me enteré que tiempo después la esposa le descubrió su gusto por declararle el amor a las mujeres de la noche y se tuvo que tragar un enorme juicio…¡hasta el Mercedes vendió!
Por mi parte comencé a estudiar Administración, ¡si!, ¿lo imaginas?, ¡una puta estudiando administración!. Lo cierto es que ahora trabajo en una empresa y la vida ha dado un giro increíble para mi.
¿Sabes?…He pensado mucho en lo que te dije aquella noche y en este tiempo entendí mejor algunas cosas. Descubrí que el amor es el reflejo de lo que sentimos por nosotros mismos. Si no nos creemos lo suficientemente buenos, nada bueno llegará. Es como eso que hablan de las energías…estar bien para recibir el bien.
Aún no he conocido a «ese» hombre, pero encontré igualmente el amor…Me enamore de mi misma. Suena a frase de libro de autoayuda pero quizás es por eso que no conocí a nadie hasta ahora. Creo que soy demasiado para algunos idiotas y decidí levantar mi vara.
El amor…El amor es solo un espejo, refleja lo que llevamos dentro. La culpa no es de él sino nuestra. El amor es sincero y a veces brutalmente honesto. Funciona como una especie de karma.
Pensamos que la soledad es una etapa provisoria de la que uno debe salir lo antes posible, pero es solo en ella donde podemos conocernos a nosotros mismos, escucharnos. Debe durar lo que sea necesario hasta que valoremos lo importante de nuestra felicidad, de nuestro espacio personal. Así cuando aparezca algún «Romeo» no nos permitamos perder la identidad.
Amar debe ser elegir a la persona correcta para que nos acompañe en nuestro proceso de crecimiento y en esa complicidad de vida elegir construir historias de a dos.
Me hubiese gustado contarte otro final. Algo como «voy a casarme»…. o «conocí a un hombre», pero creo que esto es mejor. Me estoy conociendo a mi misma, comienzo a enamorarme y creo que será para toda la vida…
Foto: pxhere.com/es/photo/496035
Guao! me encanta!!! estas palabras resuenan mucho conmigo y por lo que estoy pasando últimamente… enamorándome de mi misma o al menos, eso intento cada día!