“Allah es el más grande. No hay más dios que Allah” exclama el Salat por los parlantes de la mezquita. El llamado al rezo es interrumpido por la alarma de mi teléfono, que comienza a vibrar sobre la mesa adelantándose al amanecer. “Vengan a Rezar”, “Acérquense al éxito”. Ese canto es….. hipnotizante pensé.

Por la ventana las siluetas de las casas comienzan a asomarse en el anaranjado del cielo. Hay una leve neblina caliente mezcla de humo, incienso y contaminación que entra en la habitación. Termino mi café y salgo a la calle.

Ahí, el paisaje es desolador, como de película apocalíptica. Todo está cerrado, la basura y la tierra son arrastradas juntas por la calle y unos gatos se batallan un trozo de carne podrida dentro de una bolsa en la esquina. Sin embargo nunca había visto a Luxor bajo tanta paz, y jamás lo volvería a ver.

La estación de trenes estaba igual pero con la puerta apenas abierta. Un guardia militar me observa asombrado desde lejos.

-Ticket Ticket!!!  – Salta de la silla y corre hacia mi –

La idea era tomar el próximo tren hacia el norte, como quien vuelve a El Cairo, pero bajar antes en Quena, una pequeña ciudad a orillas del Nilo. Y, desde allí, hacer autostop hacia Dendera al otro lado del rio.

El plan se salía del circuito turístico “seguro” e incluso mostrando mi ticket, la idea no le gustó mucho.

-From?? From you??

-Argentina respondo, ya algo incómodo.

Saca su mano derecha del fusil y la extiende frente a mi.

-Welcome, welcome my friend!.

Se quedó allado mío hasta que llegó el tren. Sin despegarme la mirada un segundo. Llegó el tren y se despidió satisfecho por la custodia cumplida.

En Quena, un niño ofrece bollos dulces para el desayuno y su hermano se quema las manos para quitar las bandejas del horno a mitad de la vereda.

No había terminado de comer uno cuando de repente aparece, no se donde, una patrulla militar a toda velocidad, frena frente a mi y dos soldados armados gritan:

-Stop! Stop!! y bajan del vehículo, rodeándome.

-¿Donde va? Díganos donde va!!

-Den..Den…Dendera – digo, mientras trato de tragar el bollo –

En ese momento baja otro hombre, con algún cargo superior y dice:

-Up!! -señalando la cajuela de la camioneta y a los soldados para que volvieran a subir detrás .

No había opción B, subir o subir.

Nos pusimos en marcha y los primeros minutos fueron una catarata de pensamientos. Se acabó, mínimo me van a detener e interrogar. ¿Y si me roban? ¿y si me quitan el pasaporte?. Había habido dos ataques terroristas frustrados en Cairo el mes pasado y las sospechas contra extraños eran: O sos terrorista o peor!, periodista enviado por algún país con fines de desestabilizar el gobierno.

El silencio seguía y yo no podía más.

-Argentina le digo a uno para romper el hielo- Mostrándole la bandera cocida en mi mochila –

-Ah…. ok ok responde cortante y sin mirarme.

-Put… madre… eso siempre suele funcionar para aflojar tensión…

-El 4×4 militar aceleraba, pasaba por puestos de control, el conductor decía algo en árabe seguido de “Argentine”, entonces la barrera se levantaba y volvíamos a acelerar…. yo ya no sabía que pensar.

Entramos por un camino a través de un sembradío y nos detenemos de repente en otro control.

-Come!!! (ven)!! me dice uno de ellos, indicándome que baje.

Todos responden con un saludo militar a una figura que sale del improvisado puesto. Lleno de distintivos de jerarquía en su pecho y un bigote cuidadosamente recortado, sin dudas era el militar de más alto rango…

Se acerca a mi, me observa con suspenso…., toca su bigote, saca un pañuelo blanco del bolsillo junto a su pistola automática…. se seca la frente…:

-Argentine?….

-Si señor– le respondo.

-Maradona…»la» (no)… «la» Maradona…desaprobándolo. Muerde pasionalmente sus labios hasta el bigote y dice:

-«Susana Gimenez…. Very Hot Susana Gimenez» (por la actriz, presentadora argentina y sex simbol de los años 80′ y algunos dicen hasta hoy mismo).

-Todos reímos – yo casi sin creer lo que ocurría –

-Hot!! Hot!! Susana jajajajaja!! Repite

-«Welcome To Dendera Temple my Friend!!»…….

Creo que recién ahí terminé de tragar el bollo dulce que venia comiendo kilómetros atrás..

Resulta que esos soldados eran la guardia militar del Templo de Dendera, quienes se dirigían a comenzar su turno de vigilancia.

Dendera es el Templo a Hathor, diosa de la fertilidad, el amor, la música y el sexo. Pero allí también funcionaba el primer sanatorio, escuela de medicina, ciencias, tecnología y el lugar de la Astrología que dio nacimiento al zodíaco que conocemos hoy -si! mucho antes de lo que pensábamos-

Fue uno de los pocos templos que sacó a la mujer del rol sumiso a los pies de los faraones, para convertirlas en verdaderas protagonistas de la vida en Egipto. Dadoras de vida, parte fundamental en el desarrollo de la sociedad.

Cómo aquel militar sabía de nuestra sex simbol estrella jamás lo sabré pero con perdón a la Diosa Hathor, para mi, siempre será el Templo de Susana Giménez.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

doce + 4 =