De Este a Oeste, de Norte a Sur, el rio Nilo me había visto pasar cada vez mas desarmado,  destartalado psicológicamente.

El mes de visa se terminaba y volver a cruzar la península del Sinaí hubiese sido inviable. Fue así que decidí tomar un vuelo directo a Amman-Jordania , donde Neil y Nabeel, dos contactos de CouchSurfing, se habían ofrecido para alojarme.

6 A.M sonó el despertador en Alejandría, la ciudad más cosmopolita de Egipto. El plan del dia incluía un bus desde la terminal hacia el aeropuerto Borg El Arab.

-Salam Aylekun! Amigo.

-Aylekum Salam. Un ticket al Aeropuerto Borg el Arab.

-Oh!! Si si. Aeropuerto – Responde haciendo un avión con su mano el empleado de la terminal que parecía había sufrido un bombardeo ayer.

Aquel hombre me señala el bus y allá fui.

-Salam A….

-Salam – mientras intenta arrancarme la mochila del hombro.

-¿Aeropuerto Borg el Arab?

-«Yes» «Yes»  responde y le da una patada a la mochila para que entre en el maletero.

El viaje era corto, quizás 40 minutos por la avenida Borg el Arab.

El bus inicia su marcha y una bocanada de humo se mete dentro, haciendo que las mujeres del frente se tapen la boca con el hiyab y empiecen a toser, manoteando como locas para abrir las ventanas.

Tomamos la carretera 75 y a toda velocidad pasamos de largo la av. Borg el Arab sin doblar. (1er Alarma)

-Bueno, debe tomar la próxima salida – Pensé. Mientras tanto el bus cambia de marcha y otra nube de humo negro nos invade. Pasamos otro acceso a fondo mientras las ventanas temblaban y el conductor seguía alejándose en dirección contraria al aeropuerto. (2da Alarma)

-Ok. Última chance, si no gira en la próxima, esto se va a poner feo….. y…. se puso feo.

La caja con ruedas definitivamente no va al aeropuerto, o al menos no a ese.

Doy un salto del asiento y voy hacia el conductor.

-Señor!!! Señor!!!, Aeropuerto!!!

-Si si…

-Pero no es el camino!!!

-Si, si!!! Lo es!! – Responde. EL CAIRO!!!

-¿Como el Cairo?

-Aeropuerto del Cairo!!n(Me estaban llevando al aeropuerto de El Cairo, a 200km de distancia)

-Stop!!! Stop!!!

-No!! No!!

-Que si!! Que pare ahora mismo!!

El bus derrapa en la arena y frena a un costado.

-El conductor señala la nada y dice

-Yala!!! Yala!! Aeropuerto, caminar.

-Que?? Son casi 10km de desierto!!!

Lo que siguió fue una guerra de histeria entre el conductor, yo, y los pasajeros quejándose.

Recuerdo haberlos mirado fijo y en el castellano más desesperado grité:

-No voy a bajar y ustedes no me van a dejar acá, la P… madre que los p….

Ni la barrera lingüística impidió que todo el bus entienda el límite de mi hartazgo. En un país donde las peleas y discusiones públicas estallan hasta para pararse bajo una sombra, el bus comenzó a retroceder hacia un control militar.

Otro pasajero, por solidaridad o egoísmo, no lo se, decidió bajar conmigo como garantía de que el bus no desaparezca detrás de mi y fuimos hasta la barricada militar.

-Entre ellos algo hablaban, revoleaban las manos, quien sabe qué.

-En 20 minutos llegarás al aeropuerto dijo el militar y agregó: «Egipto Very good» -extendiendo su pulgar al aire-.

Así fue como el primer camión que cruzaba el desierto paró y sin lugar para negarse me llevó hasta unos cientos de metros antes del aeropuerto.

Los guardias aeroportuarios no acreditaban el espejismo de ver un caminante aparecer de la nada entre la arena.

Así se despedía el país más intenso -hasta ahora-. Mixtura de oportunistas y gente maravillosa. De contrastes feroces que acontecen en una sola baldosa. De adolescentes encerrados en prohibiciones sociales y políticos con demasiadas libertades.

Egipto obliga a mantener la guardia alta en todo momento, pero a su vez te maravilla a cada paso con su historia y sobre todo cuando te recuerda que aún, en las peores situaciones, hay personas que dan hasta lo que no tienen para asegurarse que llegues a destino.

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